Honrando la vida de Sandra Morales Castillo
Sandra Morales Castillo, amada hija, esposa, madre y abuela, falleció pacíficamente mientras
dormía en su hogar, rodeada de su familia, el 28 de septiembre de 2025, a la edad de 54 años.
Sandra fue la querida hija de los ya fallecidos Agustín Morales Vásquez y Balbina Castillo
Gómez. Le sobreviven su amada hija, Sandra Vianey Morales; su preciosa nieta, Avanie
Morales; su devoto esposo, Juan David Morales; y sus hermanos Eloi, Abraham, Javier, Josué,
Eunice y Abigail Morales Castillo.
Sandra nació en Córdoba, Veracruz, y creció en Amatlán de los Reyes, Veracruz.
Posteriormente se mudó a Olathe, Kansas, y más tarde a Gardner, Kansas, donde construyó
una hermosa vida junto a su familia.
Después de una larga batalla contra la fibrosis pulmonar, Sandra entró a su descanso eterno.
Aunque perdió esa batalla, ganó la más hermosa de todas: la vida eterna en el cielo. Hoy está
reunida con sus queridos padres, Agustín y Balbina, y abrazada por la presencia de Dios.
Sandra será recordada como un alma cariñosa, alegre, fiel y dulce, que siempre se entregaba
a los demás sin esperar nada a cambio. Tenía un don especial para unir a las personas y crear
lazos duraderos. Gracias a ella, muchas vidas se entrelazaron y se crearon recuerdos
inolvidables. Su generosidad, calidez y amor dejaron huella en cada corazón que tocó.
Por encima de todo, Sandra fue la mejor madre y abuela —su familia fue su mayor alegría, y
ella fue la suya. Incluso en la enfermedad, se sostuvo firmemente de su fe católica, que la
guió y le dio fortaleza.
Su familia y amigos estarán siempre agradecidos por el regalo de su vida y por el amor que
compartió tan generosamente. Siempre será profundamente extrañada y recordada.
Palabras de su esposo, Juan David Morales
La primera vez que conocí a Sandra fue tal vez cuando tenía unos 14 años de edad, y no supe
más de ella hasta que tenía 26 o 27 años y volví a verla. Fue entonces cuando empezamos a
hacer amistad por medio de otros amigos mutuos.
Con el tiempo, la amistad pasó a noviazgo. Salíamos a cenar, bailar, a paseos de vacaciones, y,
lógico, nuestro amor creció. Con el tiempo nos casamos por lo civil. La boda fue en mi casa
con una pequeña recepción de algunas amistades y amigos. Todo muy bien.
Al poco tiempo nos enteramos que estaba embarazada. La noticia la tomamos con alegría y
así empezó su nueva vida como madre. Todo iba bien hasta que en una ocasión se sintió un
poco mal y tuvo que ir al doctor. Nos enteramos que su embarazo era riesgoso; al parecer en
esa ocasión le dio neumonía. Así que casi todo el tiempo se la pasó en casa y en cama. Por fin
llegó el esperado día del nacimiento de nuestra única hija, por la cual fue internada en el
Hospital Regional de Córdoba, Veracruz, nuestra ciudad.
Ese parto fue muy tardado. Al querer saber qué estaba pasando, nos dijeron que había habido
unas complicaciones. Al final del día, ya salió del hospital con la niña y estábamos felices.
Sandra fue un gran apoyo para mí y también le dio muy buena atención como madre a
nuestra hija. Cuando tenía como tres meses de nacida, nuestra hija se enfermó y tuvimos que
llevarla al hospital. Cuando la estaban atendiendo, su llanto se escuchaba por todo el pasillo
y Sandra se estaba poniendo muy mal de la angustia, tanto que tuvieron que darle
medicamento para tranquilizarla. Claro, nuestra hija era una bebé muy linda y su llanto no era
de esos ruidosos.
Pasaron los años, yo tuve que dejarlas en México para venirme aquí, y estuvimos dos años así
hasta que pude traerlas conmigo, con el sueño de regresar algún día.
El día en que mi hija iba a hacer su primera comunión, tuvimos que hablar acerca de casarnos
por la iglesia. Así que un mes antes nos casamos y pudimos acompañarla en ese día tan
especial.
Aquí en Estados Unidos ella aprendió a manejar, y con el tiempo también tuvo la necesidad
de aprender un poco de inglés. Fue una mujer muy trabajadora y muy dedicada a su hija.
También se dedicó a cuidar niños, les dio mucho cariño, comida y muchas cosas más que
salían de su corazón. En todos los lugares donde trabajaba o la conocían dejaba una muy
buena impresión, se ganaba a la gente y le brindaban su amistad. Amistad que hasta el día de
hoy sigue, y muchos al saber la noticia no pueden creer lo que le pasó.
Como esposa, siempre fue fiel, atenta conmigo en la comida, la salud y todo lo que se refiere
a ser una esposa.
Lastimosamente llegó esa terrible enfermedad, el COVID, que vino a destruir su salud. Como
ustedes saben, a la fecha perdió la batalla.
Dios la bendiga y la tenga en su santa gloria.
Servicios para celebrar la vida de Sandra
Familiares y amigos están cordialmente invitados a reunirse y honrar la vida de Sandra en los
siguientes servicios:
Visita: Jueves 9 de octubre de 2025, de 5:00 p.m. a 7:00 p.m., en KC Funeral Directors,
4880 Shawnee Dr, Kansas City, KS 66106.
Visita y Misa: Viernes 10 de octubre de 2025, visita de 9:00 a.m. a 11:00 a.m., seguida de
la Santa Misa de 11:00 a.m. a 12:00 p.m., en St. Paul Catholic Church, 21650 W 115th
Terrace, Olathe, KS 66061.
Sepelio: Viernes 10 de octubre de 2025, a las 12:15 p.m., en Resurrection Catholic
Cemetery, 8300 Quivira Rd, Lenexa, KS 66215.
Con amor y fe, invitamos a todos los que conocieron y amaron a Sandra a unirse para
recordar su hermosa vida.
KC Funeral Directors
St. Paul Catholic Church
St. Paul Catholic Church
Resurrection Catholic Cemetery
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